sábado, 26 de marzo de 2011

PERSONALIDAD DE LA PERSONA QUE MALTRATA A SU FAMILIA

Si analizamos la personalidad de quien maltrata nos encontraremos, pese a que no lo parezca con una persona con una muy baja autoestima, e incluso inseguro de si mismo, que necesita sentirse superior, la única manera que tiene de hacerlo es menospreciando, dominando, controlando y maltratando a su pareja.
Tiene grandes necesidades afectivas, y de atención, que no están satisfechas, y que sumado a esto, no sabe ni siquiera que las tiene y si las desconoce, pues no las puede solucionar.
Son intolerantes, impulsivos y tienen dificultades para asumir el punto de vista del otro.
Necesitan gran reconocimiento del medio, que les digan lo importantes que son, de ser atendidos, en su afán de ser reconocidos e importantes, se inventan historias de cualidades y aptitudes que no  necesariamente tienen, generando un conflicto por frustración, por que saben que no poseen dichas cualidades, lo que les causa angustia, y frustración consigo mismos; lo que lleva nuevamente al círculo vicioso, donde debe agredir, para no sentirse inferior ni frustrado.
Es muy posible que de alguna manera este incluso repitiendo los patrones que vio en su casa, bien sea contra su madre o contra el mismo como objeto de la agresión, por lo cual su nivel de tolerancia a la agresión es alto, es decir esta acostumbrado a ver y presenciar relaciones agresivas.
Nos encontraremos entonces con sentimientos de frustración, de insatisfacción e incluso de falta de amor, que poco a poco se fueron reprimiendo e instaurando, encontrándose con situaciones confusas y no resueltas durante la vida, pero en algún momento toda esta agresión la sacará contra un tercero,
Repitiendo nuevamente los patrones aprendidos.
Necesita dominar y controlar para sentirse superior.
Es de vital importancia que observe que en el párrafo anterior se usó la palabra aprendido, por que los comportamientos agresivos se aprenden y se instauran, debido a que el medio es hostil y mal sano, en ningún caso nacemos con comportamientos agresivos.
Una educación, de un niño sin límites, donde se le permite hacer todo, no solo no crea niños felices, sino que puede originar comportamientos que en un futuro se tornarán agresivos con sus parejas.
El por que es simple, se le ha permitido todo, ha intentado todo y en pro de la felicidad, nunca se sintió satisfecho, en su preocupación, los padres, por ver que su hijo no este triste, y firmes abanderados de la felicidad, permitieron a su hijo hacer todo, incluso aquello que a sabiendas no estaba bien.
Buscando la felicidad, olvidaron los límites, el marco de referencia adecuado para darle seguridad en sí mismo, que lo contenga, y que le permitiera el desarrollo de una autoestima sana, y elevada.
La falta de límites, es leída por el niño como una falta de interés por parte de los padres, y muy por el contrario de lo que se pretendía lograr, el niño crece con la sensación de que a sus padres les importa poco lo que le pueda o no pasar, lo que lo lleva a sentimientos de insatisfacción, frustración, y por ende
Falta de amor propio.
Generando como en el caso anterior una agresividad reprimida, como una especie de olla a presión que en algún momento tendrá que explotar.
Ello es lo que explica el comportamiento de los adolescentes actuales, que se vivencian como muy agresivos, bien sea por la falta de control o por que se repiten comportamientos y patrones de conducta, en sociedades donde el machismo refuerza sutilmente, o no tan sutilmente este tipo de comportamientos.
Si nos ponemos a analizar, no todas las parejas tienen relaciones agresivas, motivo por el cual para que esto se mantenga y perpetúe necesitamos contar con la otra parte de la relación, en este caso la mujer.

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